Envueltas en un halo de rosa suave, dos mujeres se funden en la intimidad del estudio, sus pieles contrastantes, una clara como la nieve y otra con tonos más cálidos como el atardecer, se rozan con la complicidad de quienes comparten un secreto, un momento suspendido entre agujas y tinta, donde el silencio es más elocuente que mil palabras y la tranquilidad fluye como un río manso entre sus cuerpos, sus miradas cómplices dibujando un universo propio entre paredes que exhalan un rosa delicado como un suspiro, mientras afuera el mundo se desvanece y solo queda este instante de paz y conexión femenina.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.