Mi cuerpo es un espacio libre, un espacio mío. Mis fibras se hacen una con la naturaleza y yo soy capaz de escabullirme tras los árboles mientras cada una de mis esquinas florece con el tacto de las hojas.
Me gusto cuando sonrio porque la vida me ha costado tantas sonrisas pero aquí soy feliz, aquí la serenidad de mí misma me dice que fui capaz de dar cada paso y que mis ancestros y ancestras se enorgullecen de mi humanidad: soy delicada pero jamás débil. Gaia me enseña el valor de la vida y del esfuerzo que han hecho y he hecho para estar de pie aquí. Siempre me digo que el camino no es fácil porque realmente vivir es a veces delirante pero la vida vale la pena y cada segundo me repito que debo acentuar cada experiencia porque de todo aprendo y todo hace parte del vivir. Soy vida, soy historia.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.