Pequeña revolución
Cuando empecé a comprender diversas situaciones que vivía alrededor de mi desnudez, algo en mi cambio. Cambió la manera en cómo me veo frente a un espejo, en que veo a los otros y en la que siento mi feminidad. Cambió la forma en cómo utilizo la ropa y el lugar de importancia que le daba, ya sea para sentirme bien o cuando no encontraba mi talla y por alguna razón eso me hacía odiar mi cuerpo.
Cuando empecé a compartir mi desnudez, cambio también mi relación con mi luna, me volví más perceptiva a mis cambios físicos y de ánimo. Empecé a entender que este cuerpo es mío, no pertenece a otros. Aprendí a poner límites, a saber decir no, algo que a las mujeres nos cuesta demasiado. Finalmente, empecé a sentirme bella, no porque otros me lo dijeran, sino porque así lo estaba sintiendo yo. Por supuesto, empecé a invitar a otras mujeres a vivir esta experiencia de quitarse la ropa un momento y disfrutar de sus cuerpos.
Hoy puedo decir que desnudarme fue mi pequeña revolución personal.
Modelo y texto Maite Gómez | Fotografía Julián Rodríguez C.
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