Hay una concepción incorrecta, entre muchas, sobre la mujer en la cual la inocencia y ternura no pueden coexistir con la sensualidad y empoderamiento. Parece casi una disonancia cognitiva en la mente de muchas personas la presencia simultánea de estas características en una misma frase, más aún en una sola persona.
Pero yo soy una mujer multidimensional; artista, pero también arte, poeta y poesía, astuta tanto como ingenua. Frágil como la página de un libro pero fuerte como su carátula y profunda como el contenido. No solo mujer, pero también niña, la que fui y no dejaré de ser.
Me regocijo alegremente en las contradicciones. Sería cruel confinarme a una sola identidad cuando hay tantas generaciones que llevo encima gritando desesperadamente por manifestarse de alguna manera. A veces en una trenza, otras con nudos en el pelo. Otras visto de colores primarios y luego de luto, ambas formas de honrar mi origen. Cuando me miro al espejo y veo las miles de capas en el reflejo, como una flor y sus pétalos sin los cuales dejaría de ser flor para solo ser tallo, en ese instante me siento auténtica. Así que decidí abrazar mi sexualidad y mi delicadeza porque, quién dice que la lencería no puede ser para sentarse a escuchar vinilos y leer un libro disfrutando de la propia compañía.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.