Mira arriba, si! al cielo. Analiza cuán grande es el lugar donde vivimos.
Respira profundamente y piensa en lo afortunad@ que eres por estar acá. La vida es un milagro, tú eres un milagro. Cada respiro, cada latido es una prueba de la extraordinaria complejidad de la vida.
Descuidamos la profunda reflexión sobre el enigma de nuestra propia presencia, dejándonos llevar por la rutina y las preocupaciones, olvidando lo increíble que es simplemente existir. Somos el producto de una serie de eventos improbables que nos han conferido la capacidad de reflexionar sobre la fragilidad de la vida.
Tomarse un momento para observar el cielo y reflexionar sobre la inmensidad del universo puede reavivar nuestra capacidad de asombro. Redescubrir este asombro nos ayuda a valorar profundamente nuestro entorno y nuestras experiencias diarias, reconociendo la maravilla en cada pequeño detalle como la “simplicidad” de una flor, el canto de un ave o la sonrisa de un ser querido encontraremos motivos para agradecer. Agradeciendo conectamos con una parte esencial de nuestra humanidad, aquella que busca significado y belleza en lo cotidiano.
Maravíllate y restablece esa relación íntima con la realidad. Así el acto de observar el cielo no será una simple distracción, sino un ejercicio profundo de mindfulness que nos permitirá reconectar con la esencia misma de lo que significa estar vivos, apreciando la existencia en su máxima expresión, encontrando paz interior y un renovado sentido de proposito.
Texto y modelo Ximena | Fotografía Julián Rodríguez C. | Asistente Daniela Dárabos|
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.