Soy tierra y cielo encarnados. El sol no solo toca mi piel, sino que danza en mis venas, despertando una sabiduría ancestral. Cada poro es un portal donde la naturaleza y yo nos fundimos, desafiando las fronteras que el mundo intenta imponer. Mi cuerpo se vuelve un acto de resistencia, un testimonio vivo de que somos uno con la naturaleza. Aquí, bajo el cielo abierto, redescubro mi poder y mi voz, indisolublemente entretejidos con la sinfonía de la vida.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.