Como una estrella caída llegué a este lugar desierto; sin destino pero con esperanza. Caminé descalza sin juicios o cargas, solo con el contacto de mi tierra amada. Madre, no quiero alejarme mucho de ti; padre, ayúdame a que siempre haya amor en mí. Agua que recorre mi ser, agua espesa, agua roja. Fuego que enciende mi espíritu, nunca te apagues. Quiero ser llama para el que tiene frío, ser pasión para aquel que necesita fuego. Aire, aire; purifica mi alma cuando se encuentre en caos y déjame ser aliento para aquel que está cansado, un aliento fuerte casi como un suspiro. Un suspiro de esos que te inmortalizan.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.