Y de repente, sin creerlo, ni imaginarlo, la sociedad me bombardeo de críticas, algunas, casi todas bastante machistas llenas de morbo, llenas de mensajes y preguntas como: debería darte pena, eso no lo hace una “dama”, ¿No te importa lo que diga la gente y tu familia?. En ese momento me preguntaba ¿A quién le estoy haciendo daño? ¿Por qué debería importar lo que diga la gente? Sin embargo con una sonrisa en la cara mi respuesta era: “para mí fue la mejor oportunidad de aceptar cada parte de mi cuerpo, disfrutando de él, abrazando mis miedos y rompiendo con mis culpas”. La sociedad genera barreras, la sociedad nos hace duros de corazón y nos juzga por cada cosa que hacemos, es allí cuando debemos romper con todo aquello que no nos genera tranquilidad.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.