Todos los días nos enfrentamos a esos constructos sociales respecto a lo que significa ser femenina, a los estándares para ser considerada bella, a lo “satánicos” que son los tatuajes y al respeto que no me brindarán los otros por haberme perforado la nariz.

Hace unos años hubiese aceptado que por no seguir las reglas me llamaran rebelde. Pero hoy se trata de ser libre, ser valiente, ser auténtica y siempre cuestionar y retar, porque estar cómoda en mi propio cuerpo implicaba silenciar las otras voces y quedarme con aquello que me hacía sentir más ligera.

Hay días fáciles en los que mis causas parecen estar alineadas con cambios en el pensamiento retrógrado, pero hay otros en los que parece ganar la tradición. De lo único de lo que puedo estar segura es que vale la pena arriesgarse a ser sin juzgar y sobretodo me encanta ser inspiración para otras que se quieran liberar.

Modelo y texto Laura Linarez | Fotografía Julián Rodríguez C.