Un pequeño espacio repleto de revelaciones se hace parte de mi cuerpo, me veo y me reconozco.
Palpito, sangro y vivo. Me gusto indeleble, me gusto poderosa y capaz. Las olas de colores se cuelan en mis sueños, me pintan, me tocan. Los días se hacen largos y el sol tibio entra por las rendijas, me acobija, me besa y me dice que humana soy y humana me abrazo, lloro y existo.
Mi vida se vuelve vida cuando me siento, cuando me arreglo el alma y me doy cuenta que la suerte entreteje memorias con mis decisiones. Me culpo, me amo, me pido perdón, me rio y me digo que humana soy y aquí y ahora vivo.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.