Estar en el proyecto Diarios secretos ha sido la ocasión perfecta para reconocer nuestra vulnerabilidad y grandeza a través de la fotografía, para desnudar el cuerpo frente al lente, conectarse con la naturaleza y confiar en la magia del reconocimiento de cada rincón de nuestro cuerpo. Ese día me amé como nunca antes, con mis múltiples marcas y voces de mujeres haciendo eco en mi corazón por medio de sus historias y pensamientos a través de sus cuerpos. Experimenté la conexión con lo más hondo del alma sin pretenciones y total honestidad, dibujando trozos de vida a través de la piel.
La sesión se convirtió en una oportunidad para hacer las pases con mi cuerpo y pedirle perdón por todo el daño que le causé a lo largo de estos años, para percatarme de la mujer valiosa en la que me he convertido; hermosa no solo por fuera, sino también por dentro… y para recordar día a día que merezco aceptarme tal y como soy.
Nunca antes había participado como modelo en fotografías sin ropa y a pesar de los nervios del momento, comencé a sentirme libre y tranquila; como si mi cuerpo me estuviera perdonando y agradeciendo por haber tenido la valentía de reconciliarme con él.
Yo crecí creyendo que mi cuerpo era esa pequeña cárcel que contenía a una persona volátil con muchas contradicciones y conflictos. Entender mi cuerpo como un espacio sagrado y místico tampoco era lo que necesitaba, volviendo romántica la carne que duele, que se eriza, que desea, por el contrario entendí que el cuerpo no se carga sino que se habita, es mi medio, es aquel que todos los días me permite aferrarme con fuerza a la vida que me palpita entre los pechos, un cuerpo, una mirada y una forma de habitar lo que siempre se me pidió disminuir, que ocupara menos espacio, que se decidiera, que dejara de balancearse y coquetear en las cuerdas flojas, que no se mostrara, que no fuera sexual, que fuera pequeña y pasara desapercibida.
Eso en definitiva no era yo, en las imágenes descubrí que todo eso que ardía en los pliegues de mi piel solo se expresaba con una mirada, con un juego de vaivén en los ángulos y lineas de mi piel que desembocaban en una sola intención y es mirar, mirar con la valentía de quien ya no se teme a si misma sino que por el contrario se abraza y se dedica todas las respiraciones del día.
De las experiencia más bonitas que he vivido fue haber participado en Diarios secretos. Verme a mí a través del lente es una forma de seguir construyendo mi seguridad y darle voz a mi cuerpo, de ver mi cuerpo como un reflejo de muchos otros que han estado escondidos por temor a ser juzgados. Cada vez que veo esas fotos recuerdo lo poderosas que somos cuando nos damos la oportunidad de creer en nosotras mismas.
Gracias por capturar la esencia y abrir este espacio seguro y sanador para todas las mujeres.
Estudiarse a sí mismo es uno de los artes más difíciles. Para mí no era de gran importancia, la verdad ni seguir viviendo me importaba, pero ahora siento que quiero convertirme en arte, donde pueda expresar toda mi pureza en su maxima expresión, en donde sin depender de los demás seré yo misma, seré auténtica. Ahora creo que mi lugar está en mi ser, en amarme más que nunca.
Empiezo aceptándome desde mi desnudez, una gran contradicción pues quería desaparecer cada imperfección que tuviera, pero quienes somos sin nuestras imperfecciones, no seriamos seres únicos, solo una simple réplica. Quiero que vean cómo es admirarse y nada más sincero que el cuerpo a flor de piel, no me interesa verme sexy, quiero sentirme orgullosa de mi, con el autoestima alta.
Nunca he podido entender por qué tan deshumanizadas nuestras corporalidades. Con mis preguntas y los pedacitos rotos de mi existencia, emprendí un viaje que me llevaría al encuentro con Diarios secretos.
Primero dancé hacia el cielo entre el horizonte que me permitía respirar, entendí que era el comienzo de la sanación, me tenia a mí completamente humana, danzante y sintiente. Volví cuando necesitaba tomar impulso, dejar por un momento el peso agobiante de un mundo revuelto y herido, volví cuando el viento me retaba a sostenerme sobre mis propios pies, sobre las piedras. Sigo aquí con la mirada sostenida en el presente que me habita como el fuego sobre la tierra.
“Fuerza y Libertad, dos palabras que empecé a ver de otra manera desde que Diarios secretos me abrió sus puertas.
Una voluntad indomable se ha reflejado en mí y eso se lo debo también al amor propio que me ha permitido construir este proyecto. Siento que soy una mujer nueva después de cada sesión porque somos mi cuerpo y mi alma liberándonos de cargas negativas, dándole espacio a esas sensaciones de amor puro hacia mi cuerpo y rodeada de la energía de la naturaleza que alimenta mi ser.”
Me hice la promesa de soltar todo aquello que me lastima y no me deja estar en paz, para así poder avanzar.
Luego de ver el brillo de mis ojos y la paz que ellos reflejan agradecí a la pacha mama y a su magia por sacar lo más profundo y sincero de mi corazón. El aceptarme tal cual como soy con manchas, acné y una variedad de, abro comillas, imperfecciones y abro comillas por que son imperfecciones ya que la sociedad nos lo ha hecho creer así, pero hoy me acepto, hoy disfruto de mi cuerpo y de cada milímetro de él.
Este proceso continúa día a día, aunque no es tan fácil como parece me pregunto ¿que mejor que generarnos retos? Hoy confirmo mi frase: “Si no es con amor no quiero” ya que cada cosa que hacemos con amor trae resultados satisfactorios y gratificantes para el alma, en paz.
De niña le tenía miedo a la soledad, la sociedad me enseñó a buscar compañía. Durante muchos años creí que la felicidad estaba en los demás, pero la vida, el tiempo, y mis actos, me mostraron que en realidad estuve equivocada, que la felicidad está en mí; una nueva versión mía se encontró con aquella niña interior para quitarle el miedo, para enseñarle a ser fuerte, para darle amor propio y así entender que no se trata de estar sola o acompañada, sino de lo que tú, únicamente tú, puedes brindarle al mundo y que en ese caminar mi ser y mi luz continúan brillando.
Hacer la sesión y verme en estas fotografías fue una parte de un proceso de auto reconocimiento, porque amarse no siempre es fácil y el miedo ya no es una palabra para mencionar, porque de vez en cuando es necesario recordarse que tus sentimientos, tu amor propio, tus sueños y deseos, tu pasión por la existencia deben brotar a Flor de Piel.