Sueños femeninos

Texto y autorretrato Isabela Paz

Se abren las cortinas y estoy desnuda en medio de la calle, camino y siento las miradas curiosas, morbosas e inquisidoras.

Escucho sus murmullos, los relleno con mis inseguridades, pero sigo caminando.

Hoy es diferente, hoy no le tengo miedo a mi cuerpo desnudo, hoy me amo como todos dicen que debo hacerlo, no tengo miedo a ser yo, hoy sé que es un sueño y nada malo me puede pasar.

De repente un señor con los ojos cubiertos por una cinta negra insiste en editar mis pezones. – Representa una amenaza en el lugar- insiste. – ¿Amenaza para quién?- pregunto, mientras mis pezones desaparecen y me convierto en el tronco de una muñeca de plástico con una desnudez insípida antinatural.

Más adelante en la calle hay un caja grande de noticias, donde dos editores de ojos vendados, escogen cuál noticia causará más indignación y cuál se convertirá en una cifra más.

Menos mal es un sueño, pienso, con la esperanza de despertar en algún momento.

El señor de los ojos cubiertos, me persigue, insiste que necesita borrar algo más, que no puedo andar así por todos lados. Camino rápidamente para alejarme de él.

En mi afán tropiezo y caigo, mientras veo como el editor de los ojos vendados termina su trabajo y borra mis ojos, y borra mi boca y borra mi cuerpo, y luego escribe en su lista el número siguiente.

Nadie dice nada.

Menos mal es un sueño, pienso, con la esperanza de despertar en algún momento.

Este sueño es una realidad de miedo a la que no me quiero acostumbrar.

Más de 150 mujeres han sido asesinadas en Colombia durante el 2020. Y nadie quiere ser la siguiente.

No se puede vivir con miedo a existir.

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