Origen

 

 

En el instante en el que me quito mis zapatos y medias me siento una con la tierra, me convierto lentamente en la personificación de mi nombre. Gea, Gaia, la Diosa tierra…. tantos nombres que se convergen en un solo significado universal.

Vuelve a mi el recuerdo de los textos que leí una vez en mi infancia sobre el arquitecto Hundertwasser y su aprecio por las formas imperfectas de la naturaleza. Entiendo porqué insiste en recuperar de vez en cuando la costumbre de caminar con pies descalzos y sentir las irregularidades de las superficies, su odio por las líneas rectas me hace sentir ternura con todas las curvas de mi cuerpo.

Pierdo el asco por el lodo y los insectos como si en la vulnerabilidad de la desnudez fuera protegida por los árboles a mi alrededor. La libertad que siento da paso a un juego pueril y a la vez sensual con la flora nativa removiendo el peso de las miradas prejuiciosas de la ciudad que parece que me importaron en un pasado lejano que no existe en este momento de paz.

 

 Texto y modelo Gea | Fotografía Julián Rodríguez C.

 

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