El lugar en el que vivimos siempre será ese espacio en el que espejos, enceres, luces, palabras, silencios y oscuridad son testigos latentes de nuestra verdadera esencia, del ser sin miedo, de esos instantes de plena libertad.
Jugar con la cámara para capturar algunos de esos momentos libres, desnuda el alma. Esa complicidad con el lente regala una bocanada de aire cargada de seguridad y ligereza. Respirar hondo recarga y soltar despeja.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.