¿Por qué no empelotarme?
Algún tiempo atrás no me hubiese atrevido a tanto… y por tanto no me refiero a pelar el culo (o bueno, tal vez sí).
Fui una adolescente con complejos por su cuerpo, que vivió en carne propia desórdenes alimenticios y altibajos emocionales, hecho muy común en los últimos tiempos. Fui una mujer que hasta hace muy poco, al fin se convenció de que su cuerpo es bello, más allá de por cómo se ve, por lo que le permite lograr y que al fin de cuentas el empaque es lo de menos, cuando tienes un alma que vibra, enciende y trasciende.
Algún tiempo atrás dudé mucho de mí, también he sido una mujer con inseguridades… ¡demasiadas! Una mujer con miedo al qué dirán. Una mujer ciertamente envuelta en el machismo que te coarta mostrar la piel, porque si eres una profesional respetable, “no puedes andar exhibiéndote”. ¿Desde cuándo empelotarme me quita el título y cada esfuerzo que he realizado en mi ámbito profesional?
Me tomó cierto tiempo entender que el error no está en mí, el error habita en los ojos de quien pone morbo y critica negativamente la naturalidad de andar desnuda de tapujos, prejuicios y de máscaras.
Pdta. Papá, no me eches de casa ni me juzgues. Tienes una hija que se ama, es libre y sonríe bonito.
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