En cuadrados y rectángulos nos acostumbramos a ver el mundo. Entre los marcos de algo. El horizonte se nos recortaba en un punto para estar en el interior de nuevo, a través del marco de la ventana por donde nos besa el sol, del marco de nuestras gafas, del marco de la puerta. Más allá del marco la brisa corre, la vida es borrosa, el sol quema, el frío eriza, la existencia es leve y solo nos pesa cuando volvemos al interior. Decidimos en medio de la vida muriendo, allá en el afuera. Una vez asomados por el marco, una vez viendo afuera, una vez libre sentí como Elvira sastre escribe: era el aire el que la respiraba a ella.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.