No romanticemos el amor propio, amarnos también nos enseña que tenemos días buenos y días malos, llorar hace parte de un proceso de sanación, reconstrucción y amor.

Día tras día seguimos aceptándonos, nuestro cuerpo cambia mucho en días, meses, años y cada vez que se generan esos cambios se crean inseguridades, no podemos estar siempre bien emocionalmente pero lo que sí podemos es forjar nuestra inteligencia emocional para salir a flote de cada circunstancia.

Sanemos el alma, sanemos el corazón, sanemos nuestra aura busquemos el punto de equilibrio para estar en calma.

Sentirnos libres y tranquilas es el acto de amor propio más sincero que podemos tener con nosotras mismas.

Quitarme los miedos, aceptarme, amarme y sentirme completa conmigo misma, fue un proceso largo y no voy a permitirme dar un paso atrás.

Modelo y texto Angel | Fotografía Julián Rodríguez C.