Me gusta pensar en la complejidad que existe en los actos más sencillos. Me gusta pensar que, como yo, hay personas que se emocionan en los detalles absurdos: como escuchar el asombroso sonido del roce de la piel al ser tocada con suavidad o poder observar en ella el paso del tiempo, las ligeras y fuertes variaciones de tono, las manchas, las pecas, las cicatrices.

“Kachou Fuugetsu” es el término japonés usado para definir el instante de tu vida donde mientras comprendes la belleza de la naturaleza logras comprender o aprender algo sobre ti mismo. Creo firmemente que nada puede ser más bello que aquello que resulta naturalmente imperfecto, nada hace más único y hermoso al ser humano que sus imperfecciones.

Recorre tu piel por un instante, observa ese lunar en la mejilla izquierda, esa marca de nacimiento color canela situada al costado derecho de la espalda baja, las estrías producto de los cambios de peso, las líneas de expresión que día a día se acentúan sobre tus manos, sobre tu rostro; esa cicatriz que te recuerda constantemente que creces, evolucionas, cambias, te transformas y lo más más importante, observa ese pasar del tiempo en ti, fija tu mirada en esos detalles ¡Reconócete! aprende de tu cuerpo, entiende su arte, intenta leer su lenguaje, procura contemplarte. Sé feliz con él.

Definitivamente ya es hora de entender la importancia de maravillarte con la sutil belleza que hay ti.

Modelo y texto Ela | Fotografía Julián Rodríguez C.