Mi cuerpo es un templo, un santuario que guarda cada parte de mí con propósito y devoción. Aunque no hecho de mármol, cada curva y pliegue lleva la marca del tiempo, digno de reverencia. Mi alma es el altar, y mi mente, la luz que ilumina sus confines. Solo aquellos que valoran su significado pueden cruzar sus puertas, mientras yo resguardo mi paz y fortaleza en este refugio que me otorga consuelo, incluso cuando el mundo fuera se tambalea.
Texto y modelo Jhess | Fotografía Julián Rodríguez C.
Seguimos manteniendo la intención del proyecto para que cualquier mujer pueda participar, reconocerse, verse con más confianza, olvidar los complejos y amarse de verdad.
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Nuestras sesiones exploran el mundo de la mujer y cuentan historias por medio de imágenes que se adentran en su intimidad y son acompañadas por pensamientos, anhelos y anécdotas escritos por sus protagonistas.